(la boludez
de un pibe marino
reside en que le da mucha pelota
a cosas del calibre de un poema
que habla de una lucha minúscula,
y que no sirve para nada.
Lo loco es que,
siendo y sabiéndose el pibe marino parte
del nuevo proletariado marplatense,
decide no querer ver que
algo
no está FUNKANDO*.
Curten, entonces,
sus pensamientos,
una mera estética.
No se aplican
a nada más
que a las cosas
que solo tienen que ver con sí mismas.
Mirar el mar
es como mirar
un triangulito de papel).
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Dicen los wachines de la ranchada
cuando se les pregunta por la institucionalidad del arte:
"Todo sea por respetar los cánones
y entrar en el mercado" ).
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